El sistema de salud colombiano atraviesa un momento de grandes transformaciones. Los cambios normativos, la digitalización de procesos y la creciente demanda de los servicios han puesto de relieve la importancia de contar con equipos humanos preparados, no solo en el ámbito clínico, sino también en la gestión administrativa. En este escenario, la figura del Auxiliar Administrativo en Salud se consolida como un eslabón clave que garantiza orden, eficiencia y, sobre todo, humanidad en la atención. La Escuela FUNCA, con más de treinta años de experiencia, ha sido pionera en la formación de estos profesionales, aportando al fortalecimiento del sistema y a la transformación de la sociedad.
Hablar del Auxiliar Administrativo en Salud es hablar de quienes, aunque no siempre están en la primera línea de atención clínica, hacen posible que los servicios fluyan de manera organizada. Son quienes reciben, orientan, gestionan trámites, apoyan a los usuarios en sus solicitudes y permiten que los profesionales de la salud se concentren en su labor asistencial. Como lo expresó una estudiante, “aunque no estemos directamente en la atención clínica, nuestra labor asegura eficacia en la logística y la gestión del sistema de salud” (Camilo Andrés Peña).
En un contexto donde la humanización es tan necesaria como la eficiencia, el Auxiliar Administrativo en Salud se convierte en un puente entre la institución y el paciente. Nidia Bustacara lo resume de manera sensible al afirmar que este rol consiste en “apoyar a los pacientes que muchas veces no cuentan ni siquiera con su familia, brindando un servicio más eficaz y eficiente en los procesos que necesitan”. Estas palabras reflejan la esencia de un oficio que, más allá de los trámites, responde a necesidades humanas profundas.
El sistema enfrenta, además, el reto de la digitalización y del alto volumen de usuarios. Allí la gestión administrativa cobra aún más relevancia. Vanessa lo expresa con claridad: “en un sector con retos como la digitalización y la alta demanda de usuarios, nuestra labor cobra relevancia, aportando confianza y transparencia”. Así, cada auxiliar se convierte en garante de la calidad y la confianza que los ciudadanos depositan en las instituciones de salud.
La labor administrativa también tiene un impacto directo en la sostenibilidad de las instituciones. Como lo explica Laura Cantillo, la gestión que realizan permite “garantizar ingresos y estabilidad económica, además de ofrecer atención adecuada y de calidad”. De esta manera, el Auxiliar Administrativo no solo
vela por la experiencia del paciente, sino también por la permanencia y fortalecimiento de las entidades en el tiempo.
Las reflexiones de los estudiantes también muestran la pasión y la identidad profesional que se va forjando durante la formación. Mayerli González afirma que “lo aprendido en la carrera me ha dado herramientas no solo para crecer como profesional, sino también como persona. Entendí que mi labor tiene un impacto real en la vida de los demás y que con dedicación puedo aportar a un sistema de salud más justo, humano y eficiente”. Sara complementa esta idea al señalar que la carrera le permite encontrar un balance entre su pasión por la salud y el impacto positivo desde lo administrativo. Estas voces reflejan compromiso, vocación y esperanza.
El rol del Auxiliar Administrativo en Salud también es diverso y versátil. Como lo menciona Claudia Jaimes, estos profesionales pueden desempeñarse en áreas como facturación, atención al usuario, afiliaciones, auditoría de cuentas médicas o call center, lo que demuestra la amplitud de campos en los que contribuyen al buen funcionamiento de las instituciones. Cada función desempeñada fortalece la atención integral y aporta a que el sistema sea más eficiente y humano.
En síntesis, el contexto actual del sistema de salud nos exige profesionales capaces de combinar eficiencia administrativa con sensibilidad humana. El Auxiliar Administrativo en Salud responde a ese reto con compromiso y preparación. Las reflexiones de los estudiantes de la Escuela FUNCA nos muestran que esta formación no solo construye competencias técnicas, sino también conciencia social y vocación de servicio. FUNCA, con su trayectoria de más de tres décadas, continúa siendo un referente en la educación para el sector salud, aportando al sistema profesionales que hacen posible una atención más justa, organizada y humana. El futuro del sistema dependerá en gran medida de su capacidad de integrar perfiles como este, que conjugan la eficiencia con la empatía, y que contribuyen al bienestar de toda la comunidad.